Hay un gran vacío,
acaso inexplicable,
algo inusual,
no hay sentimiento,
hay la nada,
que busca a gritos
una caricia
que ni siquiera el viento pude consolar
cuando roza mi rostro;
que ni siquiera el sol puede calentar
y descongelar mi duelo;
que ni siquiera la tierra me puede dar,
ni sembrándolo,
ni haciendo ritos.
Este sembradío,
que solo quedó en propósito,
que nunca se concretó,
que también se quedó vácío.
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